POESIA PEPITA CALLES
Este apartado está dedicado a poesias y escritos de nuestra querida Pepita Calles Crespo, poetisa natural de Guadramiro.A Pepita le encanta escribir, ha editado ya dos libros de poesias ( PRISIONERO EN LIBERTAD y ECOS DE MIS PENSAMIENTOS ) . Este último lo acaba de publicar.
Sólo hemos puesto unas pocas de las muchísimas que tiene, todas ellas tan bonitas como sentimentales dejando claro su tremendo querer a su tierra. Gracias Pepita por deleitarnos de esta forma.
QUE TENDRA MI PUEBLO
¡que cosa tendrá mi pueblo!
Aparentemente, nada,
pero algo debe tener
que con su fuerza me llama.
Y me siento muy feliz
con solo pisar su suelo
con meterme entre sus gentes
y mirar de noche al cielo.
Y es que allí tengo la casa
donde yo tuve mi cuna,
me atrae tanto su querencia
como al rico la fortuna.
Allí recobro el aliento
del ajetreo del vivir
y su imagen me acompaña
cuando tengo que partir
¡no se que tiene mi pueblo
que siempre me hace volver!
Si algún día me faltara,
No se que podría hacer
Se quedaría un vacío
dentro de mi corazón
tan difícil de llenar…
que no sé qué haría yo.
Allí tengo lo que quiero:
mi familia y mis amigos,
allí me espera mi casa
Que es mi refugio y abrigo
allí yo encuentro el reposo
que alivia todos mis males,
y converso con la gente
de sus vidas e ideales.
allí me da vida el sol
y me alimentan sus aires,
aires que huelen a trigo
Y otros muchos cereales.
es una fuente de vida
donde preciso beber…
apenas que me he marchado
ya estoy pensando en volver.
¡que cosa tendrá mi pueblo
Que así me atrae hacia el!
es la tierra y sus raíces
que yo espero no perder
Pepita Calles Crespo
LA FUENTE DEL POZO ABAJO
La fuente del pozo abajo
fue una fuente popular,
donde la gente del pueblo
iba el cántaro a llenar.
En los tiempos del ayer
agua corriente no había,
solamente había dos fuentes
y el pueblo se abastecía.
Allí se hacían tertulias;
y las mozas se reían
dando con garbo a la bomba
mientras el agua salía.
¡Que bonita procesión!
por la tarde y la mañana
cada cual cargado el cántaro
iba a la fuente por agua.
Hoy con los tiempos modernos
ya nadie acude a la fuente,
porque todos los vecinos
tienen el agua corriente.
Y ahora está sola la fuente;
muy sola, sin compañía,
ya nadie acude hasta ella
ni de noche ni de día.
Como símbolo de ayer
forma parte de la historia
del pueblo de Guadramiro
que la lleva en su memoria.
Yo hoy volví de la ciudad
donde me fui ya hace tiempo,
y al pasar cerca de ella
sentí al verla un gran contento.
Los recuerdos del ayer
a mi mente me volvieron,
cuántos cántaros llené
y cuantos se me rompieron.
Me acerqué a darle a la bomba;
y al ver el agua salir,
una ilusión olvidada
de pronto empecé a sentir.
La tienen tan bien cuidada...
que causa gozo el mirarla,
y mas, al como sale
todavía el chorro de agua.
Solo me faltaba el cántaro
aquel, que hoy solo es recuerdo
ya ha dejado de existir
como tanto en este pueblo.
Pepita Calles Crespo
AMOROSA QUIETUD
Tanta quietud estremece el alma. El silencio se adueña de todo y solo el sonido de las esquilas del rebaño, van animando el camino. El polvo que levantan al pasar formando una densa nube, se desvanece al momento. La tarde va cayendo sobre el campo, que recibe a la penumbra como un bálsamo después de los rigores del día; y la noche, ya anunciada, se cubrirá con su manto de estrellas plateadas tan brillantes e infinitas, que invitan a pensar y como no, a soñar.
Aquí, en esta tierra mía donde me acoge como madre amorosa, cada vez que vengo a ella, me siento llena de una fuerza interior. Siento ,que sus piedras milenarias me arropan y me llenan de fortaleza. Y que, al calor de su querencia me hace comprender que no he perdido mis raíces. Soy un árbol transplantado , que vive en otra tierra. Allí se extendieron mis ramas y han dado su fruto. Y allí, en la inmensidad de la gran ciudad –cosa que en mi juventud no me había ocurrido- ahora, con el paso del tiempo, y cuando los años empiezan a pesar, me siento algo perdida.
Rodeada de tanta gente, he sentido el frío de la soledad. Por eso aquí, hoy mismo, en este atardecer incomparable,
un amoroso remanso de paz llena todo mi espíritu. Y envuelta en este silencio tan lleno de sonidos, cuyo lenguaje solo escucha el alma, he percibido unas sensaciones que con nada se compara. Una inmensa gratitud emana de mí ser y doy gracias a Dios por poder gozar de tanto bien. Que no me falte este refugio donde se alivian todos mis males y se reconforta todo mi espíritu. Que tenga muchos atardeceres para gozar y otras tantas noches para soñar. Y que , cuando vuelva a la gran ciudad, el recuerdo de estos días aminore y dulcifique el ajetreado vivir. ¡Hasta siempre “tierra mía”! que tu recuerdo me acompañe y tu calor me reconforte en mis horas de soledad.
Pepita Calles Crespo
GUADRAMIRO, PUEBLO MÍO
Cada muerto es un silencio;
y el pueblo en su languidez
se siente mas triste y solo
viviendo ya su decrecer.
Cada tañer de campanas
es un lamento temido,
una vida que se va
y un lamento contenido
Cuando era fiesta, tocaban
repicando de alegría,
por los rincones del pueblo
su radiante eco se oía .
Y ahora al cerrarse una puerta
es otra casa vacía ,
echó el cerrojo la muerte
al irse de ella la vida .
“Pueblo mío que te vas
sumergiéndote en la nada,
cada vez que me despido
llora en silencio mi alma
Cuando se acerca la noche,
tu silencio me conmueve,
ausente de juventud
que es la que todo lo puede.
Se hicieron hombres los niños
que por tus calles corrían,
a otros lugares se fueron
donde estarán todavía
Quizá ya se han olvidado
que tu le diste la vida,
que tu calmaste su sed
que de tu tierra comían.
Y es que el mundo es tentador
y a todos ,su voz nos llama,
ansiosos de libertad
y aventura, nos atrapa.
Con tentáculos de lujo,
diversiones y demás,
nos engancha de tal forma
que no nos deja escapar
Y poco a poco nos va
atrapando entre sus redes
y aunque te quieras salir
te das cuenta que no puedes
Desde esa cárcel de oro
donde se entró voluntario,
te acuerdas de la niñez
y de tu pueblo lejano.
Pero te falta el valor
el coraje y el cariño
que le debes a ese pueblo
que te dio todo de niño.
Te dio sus calles y plazas
donde solías correr,
agua de sus manantiales
y pan blanco que comer.
Te dio la lluvia y el viento
que acariciaban tu cara,
y una alegre juventud
para que tu la gozaras.
Por eso el día que te fuiste
al pueblo heriste en el alma.
si se va la juventud
la vida también se acaba.
Pues la juventud es vida
es la luz de la esperanza,
cada joven que se va
es una luz que se apaga.
Si no se escuchan sus risas
sus juegos y algarabías,
el pueblo queda sumido
en triste melancolía.
¿Quién entonces curará
esos males de vejez?...
¡escucha a sus viejas piedras
que te llaman otra vez!
Abrir pues ,bien los oídos
y escuchar al corazón,
no dejéis que muera solo
el pueblo que vida os dio.
Que sus paredes aun guardan
el eco de vuestra risa
y las campanas aun tocan
el domingo para oír misa.
Este pueblo que está herido
de una inmensa soledad,
espera de tu visita
para poderse alegrar.
¡Hijo tú de “Guadramiro”
que por esos mundos andas!
escucha la voz del pueblo
que con nostalgia te llama.
Desvuélvele la sonrisa
que con tu ausencia ha perdido,
alivia su decadencia
y no lo eches en olvido.
Pepita Calles Crespo
LAS CIGUEÑAS DE LA TORRE Y DE LA ERMITA
De la torre y de la ermita
a la charca de la dehesa,
se pasa el día volando
la cigüeña blanca y negra.
A media tarde se ve
con las alas desplegadas
sobrevolando los campos
buscando lagunas claras.
“una ración de culebra”
otra “de gorda rana”
le da igual un saltamontes
todo gusta a la nidada.
Que en el nido a ella la esperan
Dos hambrientos cigoñinos,
¡como comen los tragones!
-piensa ella en el camino-.
Mañana cuando amanezca
otra vez a la laguna,
a la charca de la dehesa
a buscar ración segura.
Que estamos en primavera
y está que revienta el campo,
si verde ha venido Abril
¡que florido vendrá Mayo!.
A la torre y la ermita
desde no sé, cuantos años,
vuelven siempre las cigüeñas
de sus países lejanos.
Que huyendo del frío invierno
se van a tierras más cálidas,
por eso cuando ellas vuelven
es que el invierno se acaba.
¡que gozo! Cuando las veo
en la torre de regreso,
trayendo en el pico ramas
para su nido desecho.
En primavera y en verano
son las reinas de los cielos,
de los campos de mi tierra
que alegres las recibieron.
¡que fieles son las cigüeñas
del pequeño pueblo mío!
que regresan cada año
a la torre y a su nido.
Lo mismo que las cigüeñas
yo también emigraré,
y lo mismo que ellas vuelven
yo espero también volver.
Pepita Calles Crespo