¿HUBO TEMPLARIOS EN GUADRAMIRO?

 

Era la tarde del 8 de Marzo de 2014 cuando decidí dar un paseo por los alrededores de la Iglesia de San Salvador de Guadramiro (siglo XV) con el objetivo de relajarme viendo el pueblo. Parecía una tarde rutinaria más cuando, de manera casual, mi mirada se topó con la zona alta del muro sur de la iglesia. Pude ver cómo bajo su tejado, se dejaba ver una cruz de piedra con los extremos ensanchados. La primera impresión me impactó. ¿Cómo no la vi antes con la de años que llevo visitando mi pueblo? La respuesta que me vino a la cabeza fue que realmente pasaba bastante desapercibida tanto por su ubicación como por algunos árboles que tiene delante.

 

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Cruz templaria del lado sur

 

Decidí tomar unas fotografías con mi cámara, acercándome con el zoom a dicha cruz. Tras verla a continuación en la pantalla me aseguré de que realmente era una cruz que guardaba en su apariencia características templarias.
¡Qué extraño! ¿Qué hacía allí aquella extraña cruz aparentemente desubicada bajo un tejado relativamente actual?
Me quedé extrañado sin encontrar respuesta. No obstante, tras “encontrar” tan maravilloso y enigmático testimonio pétreo opté por rodear la iglesia por si encontraba más elementos de este tipo que arrojaran luz sobre estos interrogantes.


Pues bien, al rato de rodear la cabecera de la iglesia hallé otra de iguales características en el muro norte, aunque con uno de sus brazos dañado por causa de una ventana incrustada bajo ella (en las obras realizadas en 1866).
Como digo, está situada en el muro norte y más o menos a una altura semejante a la cruz del muro sur. Después de encontrarme con mi segunda sorpresa tomé otras fotografías y me prometí volver allí al día siguiente para tomar más y mejores con la luz del día.

 

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Fachada norte de la Iglesia con la cruz sobre la ventana

 

Ya en casa, consultando y contrastando algunos datos relativos a la historia del pueblo consulté la obra “Historia de Guadramiro”, donde su autor Ramón Grande del Brío nos indica que “sería en el año 1866 cuando se acometiera una serie de obras en la iglesia, que afectaron, prácticamente, a todo el edificio, reformando o remodelándolo, según los casos”. Además indica un dato importante que afectará a la cruz que aparece en el muro norte: “En la pared norte del templo, se abrió una ventana, a la que se puso reja de hierro; además, se compusieron las puertas que se abrían sobre dicha pared”.

 

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Detalle de la cruz templaria de la cara norte

 

En cualquier caso, tras analizar las fotografías detenidamente en casa, empecé a investigar sobre la posible presencia templaria en la zona. Encontré interesantes artículos que hablaban de la presencia de caballeros templarios en zonas como El Abadengo y Ciudad Rodrigo, destacando la cercanía de localidades dependientes del Temple como Cerralbo y Bogajo.

 

Documentándome en algunas fuentes y libros, pude comprobar que los templarios se establecieron en el Abadengo en el siglo XII, tras ceder el rey Fernando II de León este territorio a la Orden del Temple, bajo la que se mantuvo hasta que, en Francia, la casa madre de la orden, muchos de sus más importantes miembros fueron perseguidos, arrestados, torturados y asesinados a principios del siglo XIV por la Inquisición bajo las órdenes del rey Felipe IV de Francia, con todos sus cómplices y el visto bueno del Papa Clemente V.

 

El más emblemático de los sellos utilizados por la Orden del Temple. Dos templarios comparten un mismo caballo. Símbolo de fraternidad. Símbolo de la doble condición de monjes y caballeros. Símbolo de pobreza y unidad. También alude a la dualidad


La persecución y los interrogatorios se extendieron por otros reinos con diferentes resultados para los caballeros, hasta que el Papa decidió disolver la orden.
Fue a partir de entonces cuando sus tierras y posesiones pasaron a otras manos como la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén (hospitalarios), o, como sucedió en estas tierras, a la Corona y la diócesis de Ciudad Rodrigo.
Sabemos de la presencia templaria en territorio actualmente salmantino gracias a documentos de la época investigados y recogidos por algunos reconocidos historiadores.

 

En el caso de Cerralbo, ya en el siglo XIV aparece la villa como propiedad de Sancho Pérez. En cualquier caso, aunque se siguieran nuevas etapas históricas en esta zona, la huella pétrea de los caballeros templarios se mantiene, aún hoy, en la iglesia de Cerralbo, en cuyo interior se puede ver una cruz templaria en piedra, según comenta Ramón Grande del Brío respecto de este enclave salmantino.

 

Asimismo, también se menciona como enclave templario a Bogajo, que junto con Los Santos, Guadapero, Sexmiro y Lerilla perteneció a la Orden del Temple hasta la suspensión de la misma en 1312, pasando todos estos enclaves a manos de la Corona, que utilizó las rentas de sus habitantes para hacer frente e los gastos de la Reconquista, aunque también sus propiedades fueron traspasadas a otras órdenes.

 

En este sentido, son varias las fuentes y autores que señalan a El Abadengo como perteneciente a los templarios durante los siglos XII y XIII, algo muy importante en cuanto a la repoblación y desarrollo de la zona.
Como recoge el autor Juan Pedro Barco Sánchez en un artículo dedicado a la zona, sabemos que El Abadengo debe su nombre a la figura del “abad” (“abadón”) de los templarios. 
La zona de El Abadengo la componen catorce municipios: Ahigal de los Aceiteros, Bañobárez, Bermellar, Bogajo, Cerralbo, Fuenteliante, Hinojosa de Duero, La Fregeneda, La Redonda, Lumbrales, Olmedo de Camaces, San Felices de los Gallegos, Sobradillo y Villavieja de Yeltes.

 

Sabido es que la Orden del Temple poseía encomiendas en Salamanca y Ciudad Rodrigo. El profesor e investigador Gonzalo Martínez Díez nos recuerda en su obra Los templarios en la Corona de Castilla (en la que incluye al Reino de León y su Corona) que “en la ciudad del Tormes tenían también los templarios una encomienda, cuyo comendador, frey Juan de San Pedro, nos es conocido por la citación de 1310: ET FRATRE JOHANNI DE SANCTO PETRO COMENDATORI BAYLIVE DE SALAMANCA”.

 

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Además, cita al historiador local Manuel Villar y Macías como referente de estas noticias en tierras salmantinas acerca de las posesiones templarias.
En el caso de Ciudad Rodrigo, era uno de los centros económico-administrativos que tenían los templarios en el sur leonés, en las tierras hoy salmantinas.

 

En la obra de estos autores, así como el resumen del historiador zamorano Florián de Ocampo, encontraremos valiosa información acerca de los documentos que atestiguan la presencia templaria en la zona, incluido el Concilio de Salamanca del 21 de Octubre de 1310 en el que se debía declarar inocentes o culpables a los freires en las Coronas de Portugal, León y Castilla, tras ser acusados de diversas e imaginativas prácticas generadas en Francia. Finalmente, en  este concilio los caballeros del Temple fueron declarados inocentes.

 

Por otro lado, también es importante destacar la relación que algunos lugares de la geografía salmantina guardan con antiguos asentamientos de civilizaciones anteriores. En este sentido, los templarios siempre mostraron interés por lugares con fuerte tradición en creencias ancestrales y olvidadas, supersticiones y energías telúricas.
En este sentido, el autor Juan García Atienza dice en su libro La meta secreta de los templarios que “los templarios establecidos en la península buscaron sin tregua ese saber y esos lugares. Lucharon militar y económicamente por alcanzarlos y, cuando los tuvieron en su poder, los defendieron incluso a costa de su propia seguridad y supervivencia”.

Además, otro de los no menos importantes aspectos que debemos tener en cuenta es el importante papel que jugaron los templarios en las repoblaciones de la Península Ibérica.

En aquella época la población no era abundante en los nuevos territorios conquistados a los musulmanes y debían de repoblar los lugares con gentes venidas de zonas del norte de la península. En este sentido, cabe destacar que la repoblación definitiva de la zona en que se encuadra Guadramiro se remonta al siglo XII, bajo el reinado de Fernando II de León, monarca que fue especialmente generoso con la Orden del Temple, lo cual nos puede permitir enriquecer la hipótesis que en breve plantearemos.
Así, estas nuevas tierras, supondrían para los templarios la búsqueda del conocimiento ancestral y tierras por explorar, trabajar y repoblar.
Cada territorio templario era una unidad de producción que generaba riqueza cuando se dotaba de la infraestructura adecuada y la mano de obra suficiente y dispuesta para trabajar estas propiedades agrícolas.

 

Pero volviendo a las piedras que nos interesan, las de la Iglesia de San Salvador de  Guadramiro, comprobamos que  el autor Ramón Grande del Brío no recoge en su libro “Historia de Guadramiro” referencia alguna de estas cruces de características templarias a las que hacemos alusión. Aunque, como hemos comentado con anterioridad, sí menciona las diversas remodelaciones que se llevaron a cabo en la misma, así como las ermitas que en su día tuvo el pueblo.

Por extensión,  podemos aventurar como primera hipótesis que quizá las piedras con las cruces patteé (cuyos extremos ensanchados parecen patas) empleadas en la construcción de la parte superior de la iglesia de Guadramiro pudieron ser extraídas de otras construcciones anteriores de la zona (las ermitas a las que el autor hace referencia y que ya han desaparecido).


Además, teniendo en cuenta que los templarios eran firmes devotos de las representaciones marianas y que en Guadramiro tenemos a  Nuestra Señora del Árbol (ahora modificada y engalanada) de época románica (siglo XII), se pueden empezar a establecer conexiones.
La Vírgen se llama “Del Árbol”, pero, ¿hace alusión al "Árbol de la Vida" tan importante para el Temple por sus implicaciones simbólicas y esotéricas?

Desconocemos si hubo un vínculo entre Guadramiro y la Orden del Temple, pero la representación tan tosca de las dos cruces y el tipo de piedra utilizada contrasta mucho con el resto de piedras empleadas en la construcción de la iglesia (cuya construcción es posterior a la desaparición oficial de la Orden).

 

No obstante, las principales pistas que harían alusión a una presencia templaria en Guadramiro son:

-Dos cruces patteé de características templarias aparentemente desubicadas de su actual emplazamiento arquitectónico. Son de piedra tosca y estéticamente diferentes al resto de las que hay en la iglesia. Parecen haber sido extraídas de otras construcciones anteriores (siglos XII, XIII o XIV en los que la Orden estuvo activa).

-La Vírgen del Árbol, del siglo XII.

-Testimonios de ermitas desaparecidas de Guadramiro cuyos escasos restos se han empleado para edificar nuevas construcciones.

-Cercanía geográfica con otros enclaves de tradición y presencia templaria documentada como Cerralbo, Bogajo y Villavieja de Yeltes.

-Cercanía con el pueblo de Encinasola de los Comendadores, cuyo nombre parece hacer alusión a este cargo propio de las órdenes militares, el “comendador”, encargado de dirigir y administrar una encomienda situada en un determinado lugar.

-Asentamientos antiguos en el lugar, lo cual da testimonio del interés que el enclave ha despertado desde tiempos remotos. Hallazgos del Paleolítico en las cercanías de Guadramiro, asentamientos y castros cercanos en la zona; estelas romanas y presencia mozárabe, así como una repoblación muy temprana en el contexto de la zona (siglo X). Es decir, enclaves estratégicos, telúricos por los que a menudo se interesaban los templarios y que recogían tradiciones y saberes ancestrales.

 

Tras este pequeño viaje en el tiempo, no podemos concluir ni afirmar rotundamente nada respecto a la presencia templaria en Guadramiro y sus alrededores.
Esta es la hipótesis con la que iniciamos esta investigación, en la cuál seguiremos trabajando para arrojar más luz sobre el pasado de este nuestro pueblo, Guadramiro.


MIGUEL ÁNGEL SALGADO FUENTES
Doctor en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco

 

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2º-

Una vez hecho público este artículo, y aprovechando las obras acometidas en el tejado de la iglesia en noviembre-diciembre de 2014 para poner sobre aviso a Juan, quien las estaba llevando a cabo, éste encontró una tercera cruz patada en la iglesia de El Salvador de Guadramiro, en el muro este del cubo en que se ubican las dos originalmente descubiertas por Miguel Ángel, justo encima de la sacristía.

Cruz pattée del lado este de la iglesia de Guadramiro, la última  hallada. Observese la diferencia de estilos en las cornisas.

3º-

Las cornisas de la parte de la iglesia (cubo) sobre las que se hayan las 3 cruces templarías, parecen ser cornisas más sencillas, peor trabajadas y por lo tanto más antiguas que las del resto de partes que tiene la iglesia, como se puede ver en la fotografía anterior. Probablemente la iglesia esta construida en diferentes etapas, pudiendo construirse la actual sobre una iglesía anterior, segúramente románica, o aprovechar partes de la anterior.

Si nos fijamos, dentro de la iglesía, los arcos no estan perfectamente alineados con el altar. Si nos colocamos en medio de la puerta que hay debajo de la torre (bautisterio) y miramos hacia el altar, se puede comprobar tal detalle. Por lo qué esto, solamante nos puede indicar que la iglesía se ha construido aprovechando otra ya existente.

Si fuera una construcción completamente nueva, desde cero, sería imposible fallar en tal alineación de arcos, pues ya existían cuerdas, y un buen maestro (basta ver la belleza de la torre) no erraría en tal aspecto; pues es muy fácil percatarse de tal desaliniación y más que inicialmente la puerta principal era por debajo de la torre, y nada más entrar los expertos en el tema descubrirían tal error. Eso sí, no es muy descarado pero si apreciable.

Tambíen los muros de la iglesía contiguos a la torre, parecen ser muros mucho más antiguos y peor trabajados que los del resto de la iglesía. Estos muros están disimulados ya que no dan al exterior. Se pueden observar si entramos  en la "carbonera" o en el almacen opuesto a ésta; junto al portalillo. En dichas paredes hay varías estelas funerarias romanas, una de ellas de tamaño muy considerable.

 El excesivo número de estelas romanas en esta construcción, trata de darnos a entender algo también. No puede ser casualidad. A mi parecer el actual emplazamiento de la iglesia o del pueblo, fue un gran asentamiento romano. Un lugar probablemente telúrico, o un templo desde hace miles de años, en el cual hubo una continuidad poblacional, de sobra conocido por los templarios, los cuales, dejaron su sello.

Como dice Miguel Ángel, la existencia de la virgen románica del Árbol, hoy en la ermita que no es románica, denota que en Guadramiro hubo iglesias románicas. Además Guadramiro en el siglo XII, destacaba ya en en ambito comarcal como población referente, considerada como villa. Debía tener una iglesia importante, de fecha bastante anterior a la actual, 300 años.

Quizás si algún día tenemos acceso a la cripta existente debajo de la torre, salgan a la luz datos más exactos.O quizás no.

 Mientras tanto seguiremos tras las muchas pistas que deja la historia. 

A.C.R.

 

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